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Vacaciones de fin de año, un respiro económico para familias en Oaxaca

Las vacaciones escolares que a partir de mañana tiene Mariana, también lo son para María de la Paz, quien en las últimas 18 semanas ha tratado de no ser embestida por la vorágine de gastos que implica destinar una quinta parte de su ingreso diario para que su teléfono celular tenga saldo y su hija pueda tomar sus clases de nivel secundaria por internet.

En su casa, levantada en la pendiente de uno de los cerros que rodean a la ciudad de Oaxaca y evidencian el desorden urbano, María de la Paz no tiene teléfono fijo ni internet. Contar con el servicio significaría pagar mensualmente 570 pesos que los gastos cotidianos y los ingresos del día no le permiten.

Desde los cuatro años, María de la Paz acompañaba a su mamá, Ignacia, al mercado Margarita Maza de Juárez, conocido como Central de Abasto, donde vendía fruta, manteles, bolsas o “lo que fuera”.

Esa dinámica familiar impidió que María de la Paz estudiara más allá de la primaria: “Mi mamá ya no podía mandarme a la escuela; sus posibilidades ya no le daban para mantener una familia”; antes de ser mayor de edad comenzó a trabajar y a los 19 años se convirtió en mamá, primero de una hija que ahora tiene 29 años y después de una segunda hija ahora de 27, quien a los 15 años la hizo abuela.

María de la Paz no explica su árbol genealógico cuando habla de su nieta Mariana, la nombra como su hija porque desde pequeña la tiene a su cuidado, pero ha sido en este año, cuando la pandemia le hizo resentir todo: la venta de comida disminuyó en la Central de Abasto y las exigencias de estudiar a distancia han agotado sus precarias finanzas.

“Es muy complicado, porque es mucho gasto. Las ventas están muy bajas”, expresa evitando quejarse, pero consciente de que una recarga de 50 o 60 pesos al día para su celular a veces no es suficiente si Mariana debe tomar dos clases.

Educar y trabajar 

Como casi 900 mil estudiantes de nivel básico en Oaxaca inscritos en el ciclo escolar 2019-2020, Mariana terminó el ciclo sin asistir a la escuela primaria donde cursaba el sexto grado. Las dificultades se presentan ahora que ingresó a secundaria.

Mariana acompaña a diario a su mamá a la Central de Abasto, donde pasa toda la mañana cocinando los alimentos que a partir de la hora de la comida venden desde un carro que empujan por los reducidos pasillos de la zona comercial más grande de la ciudad.

A la par de las complicaciones económicas, María de la Paz identifica la falta de acompañamiento del profesorado de la secundaria pública donde para que les ayuden a entender los contenidos que no comprenden.

Asistir al menos una vez a la semana al Centro de Apoyo al Niño de la Calle (Canica), donde Mariana es parte de los 125 menores que trabajan en calle o acompañan a sus tutores a trabajar, les ha permitido a ambas sortear esas dificultades.

Incertidumbre y dudas

s que se encarga de apoyar en sus tareas a Mariana identifica la incertidumbre para quienes tienen hijas e hijos en edad escolar y al mismo tiempo vínculos desfavorables con la calle por ser su lugar de trabajo.

La primera incógnita al cerrarse en marzo las escuelas para mitigar los contagios por SARS-CoV-2 fue saber cuándo se abrirían de nuevo las escuelas y cómo se realizarían los procesos de aprendizaje.

En esa cadena de dudas el impacto mayor fue para las familias que tienen un acercamiento limitado a la tecnología y les cuesta todavía cumplir con las exigencias escolares como escanear tareas o tomarles fotografías para después convertirlas en archivos PDF.

“Tratamos de que entiendan la tarea, porque perdieron la guía del maestro que tenían todos los días en la escuela, pero sólo podemos darles asesoría una vez por semana”, explica el educador de CANICA, una organización que durante la fase más crítica tuvo que cerrar sus puertas y ahora opera con las medidas de prevención.

Junto con el Instituto de Integración y Asesoría Comunitaria (IIAC) y la ex Hacienda San José Espacio Cultural, CANICA impulsa la campaña Conectando la Educación, Conectamos Sueños para adquirir dispositivos y paquetes de internet para 144 niñas, niños y adolescentes que atienden ambas organizaciones.

La campaña que estuvo vigente en la plataforma digital HIPGive hasta el pasado 10 de diciembre, se amplió para que en el resto del año las personas puedan hacer donaciones en especie de computadoras o tabletas en buenas condiciones o haciendo donativos a la cuenta de CANICA.

El director de la organización, Francisco Bucio Escobedo, estimó que a través de la plataforma HIPGive se lograron recaudar casi el 60 por ciento de los 120 mil pesos que se plantearon como meta.

“Se amplió el tiempo de duración de la campaña porque no hay una fecha certera para el regreso presencial de las actividades escolares”, ya que si bien se supera la pandemia la educación estará más recargada en los modelos no presenciales.

“Va a ser fundamental garantizar el acceso a las tecnologías e internet”, sobre todo para familias como la de María de la Paz y Mariana que viven en la ciudad de Oaxaca y conforman ese 40 por ciento de hogares que en el país no tienen acceso a internet porque no pueden pagar por el servicio.

En México

  • Desde el 20 de marzo la SEP decidió cerrar más de 254 mil escuelas públicas y privadas de educación básica y media superior.
  • Por la pandemia 30 millones de alumnos y alumnas estudian a distancia.

En Oaxaca

  • Para el ciclo escolar 2020-2021 están inscritos 945 mil alumnos y alumnas.
  • Existen 13 mil 821 escuelas de nivel básico.
  • 4 de cada 10 familias mexicanas carecen de internet.
  • 6 de cada 10 hogares carece de computadora.

Primer período vacacional

Inicia este 19 de diciembre Y concluye el 10 de enero de 2021.

Noticia extraída de NVI Noticias
Escrita por Nadia Altamirano
Con fotografías de Emilio Morales
Fecha de publicación: Vie, 12/18/2020 – 09:24
Link de la información: https://www.nvinoticias.com/nota/170110/vacaciones-de-fin-de-ano-un-respiro-economico-para-familias-en-oaxaca